
Las rupturas familiares se están convirtiendo en un proceso cada vez más común en el desarrollo de las relaciones interpersonales. Las últimas estadísticas nos indican que se produce una ruptura cada 3,7 minutos. El número de divorcios y separaciones han aumentado en el estado español un 39% en la última década. Ha situado a España en el tercer lugar de la Unión Europea con respecto al aumento del número de divorcios, después de Portugal e Italia.
Proceso de cambios en la separación de la pareja
Las rupturas de la pareja va a generar una serie de cambios que implica, inevitablemente, una reestructuración familiar. No sólo en los cónyuges sino en las relaciones entre los hijos con sus padres y con las familias extensas. Conlleva una nueva definición de los roles familiares, sobre todo de las relaciones padre-madre-hijos/as, y la forma en la que se produzca esa reestructuración será el predictor fundamental del equilibrio de las nuevas relaciones en la familia. Los resultados de las investigaciones demuestran que muchos de los problemas, supuestamente atribuibles al divorcio, ya se encontraban presentes antes de producirse la ruptura matrimonial.
La separación o divorcio de los padres afecta a los hijos en todos los aspectos, pero más que la ruptura en sí, lo que es más determinante es la posición en la que quedan los niños y el rol que asumen en dicho proceso. A veces, los hijos pueden mantenerse al margen de los padres, sin intervención en las decisiones que afectan a esta disolución. Otras, cuando las separaciones son más conflictivas y problemáticas, los hijos son parte mismo del conflicto, ya que heredan esos desacuerdos. Se ven inmersos en este proceso por voluntad propia, por el mismo transcurso de la ruptura o cuando son empujados a formar parte de tales circunstancias.
Aspectos Propios de la Separación y el Divorcio
Los problemas psicológicos por los que están pasando tienen un origen claro. La persona o pareja que decide separarse no puede pretender pasar por esta situación sin experimentar una cuota de sufrimiento. Durante un tiempo se encontrará mal, pero el impacto de esta situación pasará.
Aquellos que deciden separarse o divorciarse han de saber lo siguiente:
- La mayoría de las parejas (75%) se arrepienten del divorcio durante el primer año de separación, sin embargo, a los dos años sólo el 25% siguen arrepentidas
- No hay una separación o divorcio total para las parejas que tienen hijos.
- La mayoría de los hijos de padres divorciados vuelven a la normalidad transcurridos unos años.
La experiencia del divorcio o separación
Es dura y deben estar preparados para lo peor. No obstante, son miles las parejas que se separan todos los años y sobreviven.
En algunas ocasiones, antes de una separación total, se puede proponer un periodo transitorio de separación (Granvold y Jarrant, 1983), cuyos objetivos son poner un fin momentáneo al conflicto que viene arrastrando y esforzarse en mejorar la relación. Se suele aconsejar en:
- Situaciones de conflicto extremado
- Cuando uno de los miembros de la pareja no refuerce en absoluto al otro.
- Cuando determinados sentimientos impiden la convivencia (celos extremos, rigidez, sentimientos de pertenencia, etc)
- Infidelidad sexual o existencia de una tercera persona.
- Crisis vitales serias.
- Indecisión con respecto a separarse o no.
Repercusiones de la separación en los hijos
Otro de los aspectos a tener en cuenta son las repercusiones sobre los hijos. Por un lado sufren el impacto de la pérdida de uno de los padres y por el otro, el padre custodio tarde un cierto tiempo en aprender a ejercer el rol del padre ausente (que además nunca será de la misma manera).
En la mayor parte de las ocasiones, los niños son los más perjudicados en todo este proceso. No disponen de los recursos suficientes para entender o asimilar la situación nueva a la que se enfrentan. Ahora, van a tener que establecer el vínculo con uno de sus padres de una manera diferente. En ocasiones de forma reglada, periódica, establecida judicialmente en la mayoría de los casos, ya sea mediante posturas de mutuo acuerdo entre los padres, o de manera contenciosa. A veces, el propio proceso de separación obliga a los hijos a cambiar su estilo de vida, ya que tienen que pasar temporadas con ambos progenitores en diferentes lugares. Provocando una adaptación a diferentes entornos, e incluso a otras personas que aparecen en la vida de los padres. Otras, sin embargo, son provocadas por los propios padres, quienes “obligan” consciente o inconscientemente, a posicionarse en una actitud negativa frente al otro progenitor.
Lo que más influye en la adaptación de los niños al divorcio es la respuesta de los padres, más que el estrés de la separación en sí mismo.
Repercusiones en cada miembro de la pareja
En cuanto a las repercusiones en cada miembro de la pareja, es un proceso individual de cada uno a la hora de encaminarse a una manera diferente de afrontar la vida teniendo en cuenta los sentimientos y ansiedades que despierta la separación, la creación o mantenimiento de las amistades o red social, y en el caso de la mujer que dependía económicamente del marido su reinserción social-económica.
Ventajas de una mediación familiar
Acudir a una Mediación familiar antes de precipitarse en el procedimiento judicial, permite a la pareja analizar y verificar, con la ayuda de un profesional, la viabilidad de otras alternativas.
Las ventajas son:
- Utilizar un mismo abogado y procurador para los dos, abaratando considerablemente el coste económico, y disminuyendo la duración del proceso (Cuando en la pareja hay un nivel de comunicación aceptable)
- Elimina las figuras del adversario/a, del vencedor/a y del vencido/a, evitando posibles represalias y malos tratos, habitualmente dirigidos hacia la mujer y los hijos.
- Actúa como medida preventiva de los problemas que presentan los hijos como consecuencia de la separación de los padres, y garantiza los derechos y necesidades de los menores a contar física y psíquicamente con ambos padres aunque estos hayan dejado de ser pareja y busquen salidas y proyectos distintos para sus vidas. En este sentido del Ministerio de Asuntos Sociales desde la Dirección General de Protección Jurídica del Menos favorece la Mediación Familiar considerándola un servicio de protección para los menores.
- Apoyo a los padres, en el caso que alguno/os de los hijos presenten síntomas con un diálogo directo entre ellos sobre su separación inminente, dejando claro a los hijos que no son responsables de la separación, ni tampoco de volverlos a juntar. La relación entre los padres es cosa de ellos. Aclarar las necesidades de los hijos, y ayudar a los padres a comprender cómo pueden llegar a manipular los hijos en esta situación, y si es preciso, realizar un tratamiento sobre el síntoma que presenta el hijo/as.
El 80,1% de las parejas que entran en un programa de Mediación Familiar llegan a acuerdos consensuados que les permite tramitar su separación o divorcio por vía amistosa. De estas parejas, el 90,3% cumplen todos los acuerdos plasmados e el convenio regulador (Bernal).
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[…] muchas ocasiones, las discusiones de pareja van creando problemas que no tienen que ver con la convivencia o temas relacionados con las familias de origen, o las […]