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La ansiedad es esa emoción tan conocida, sentida por todos y sufrida en tantas circunstancias de nuestra vida, de la que se habla en muchas situaciones de la vida, como en las noticias, trabajo, en las relaciones con los demás, etc.
Es esa emoción que aparece cuando identificamos un posible peligro para nuestra supervivencia, una situación de la vida que se vive con más o menos riesgo. La invitamos a estar a nuestro lado en situaciones que no tienen por qué ser peligrosas si las analizamos de manera objetiva, aunque a nuestros ojos parezcan auténticas que sí lo son.
Es importante diferenciar entre la ansiedad y el estrés. Ambos están en el día a día, pueden dar lugar a problemas de salud, producen una elevada activación fisiológica y se desencadenan ante situaciones similares.
El estrés no es una emoción y la ansiedad sí. El estrés se desencadena por un estímulo que está presente, en la ansiedad no.
La ansiedad, en ocasiones se convierte en un acompañante un tanto molesto e incapacitante en el día a día.¿Por qué se presenta en nuestra vida sin ser invitada?. ¿Ppor qué aparece sin que nosotros lo queramos? y si aparece, ¿qué podemos hacer?. En realidad, somos nosotros mismos los responsables de que la ansiedad asome de vez en cuando debido a cómo analizamos y vivimos las situaciones de nuestra vida diaria.
¿Qué es la ansiedad?, ¿en qué consiste?
Es una emoción con un componente cognitivo o mental, otro fisiológico y otro de conducta, referido a cómo nos comportamos al sentirla, con un espacio y tiempo determinado.
Los pensamientos suelen ser catastrofistas, dramáticos y también en forma de preguntas que anticipan el peor escenario posible. En la mayoría de los casos, estos pensamientos son muy exagerados e irrealistas. Están basados en la creencia de que lo que peor es muy probable que ocurra. Son pensamientos automáticos negativos y creencias irracionales (componente cognitivo) que pasan por nuestra mente cuando nos encontramos con una situación determinada, la interpretamos y/o evaluamos causándonos ansiedad.
La emoción ansiosa se caracteriza por cómo se manifiesta fisiológicamente: taquicardia, visión borrosa, mareos, temblores, sudor frío, sensación de ahogo. Es altamente desagradable para la persona que la experimenta. Esto provoca que, en ocasiones, las personas que padecen estos síntomas contraigan miedo a sus propias reacciones de miedo, aumentándose entonces dichas manifestaciones. Creando el conocido círculo vicioso del pánico.
Por último, la llamada respuesta de lucha-huida. Es la creencia de un peligro para mi supervivencia que produce unas emociones en nosotros (ira, tristeza, frustración…) y una serie de conductas como el comportamiento agresivo, negador de la realidad. Es adaptativa cuando existe un peligro real, pero puede llegar a ser un trastorno psicológico cuando el peligro no existe. Mantiene la ansiedad ante una situación concreta, reafirmando lo que se pensaba sobre ello, cerrando el círculo vicioso sobre la ansiedad.
La ansiedad elevada y/o crónica
Deteriora la salud física y mental, nos afecta en la concentración, atención, memoria,es decir, disminuye el rendimiento y nos puede afectar a la hora de trabajar, realizar distintas tareas cotidianas. Perjudica las relaciones sociales ya que nos hace comportarnos de forma inusual, dejar de querer de relacionarnos con los amigos, familia.
Pero llevada de una forma adecuada, también tiene su parte positiva mejora la concentración y agudiza los sentidos, nos avisa con antelación de un peligro. Nos ayuda a sobrevivir y tomar decisiones mejores, y es un potente recurso para adaptarse a los cambios.
Los tipos de ansiedad más frecuentes son:
- Ansiedad generalizada: preocupaciones son irracionales, intensas y persistentes que dificultan el funcionamiento de las personas en diferentes áreas de su vida.
- Pánico o ataque de pánico: la ansiedad aparece de de forma elevada y sus síntomas son palpitaciones, sudoración. Dificultades respiratorias, mareos, miedo a morir o enloquecer, sensación de irrealidad…
- Fobias: son temores irracionales a objetos y situaciones determinadas. Existe una gran variedad de fobias simples entre las más comunes están la fobia a los aviones, a las alturas, a la oscuridad (nictofobia), a la sangre (hematofobia), a los perros, a los gatos ,etc.
Y fobias más complejas como la agorafobia ( miedo irracional a lugares públicos) que en los casos más graves esas personas pueden llegar a encerrarse en sus casas. La claustrofobia, las personas sienten terror cuando se encuentran en espacios cerrados, como un ascensor, el metro o un túnel. La fobia social se caracteriza por el miedo desmedido a las relaciones con otras personas, a los comentarios o entablar conversaciones. - Por último, hay que hablar del paso de la ansiedad a la obsesión, desde los pensamientos preocupantes y recurrentes a los rituales. Es un pensamiento molesto nos aparece una y otra vez en nuestra mente. La persona se siente obligada a hacer ciertas acciones que interfieren con su vida para evitar las consecuencias de algo en lo que no puede dejar de pensar. Cuando por síntomas como estos aparece la ansiedad y angustia, es hora de realizar una consulta porque se puede cruzar la delgada línea entre la preocupación y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
Cuando la persona empieza a sufrirla en situaciones sin motivo y se convierte en miedo, pánico, estrés agudo, pérdida de control. Estaríamos hablando de ansiedad patológica o trastorno de ansiedad. Si la ansiedad te sobrepasa en el día a día, te impide llevar una vida normal, la detección precoz y el tratamiento es lo más eficaz a la hora de combatirla.
«Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido. Es hora de comprender más y temer menos» Marie Curie