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La depresión no es pasar una mala racha, ni estar frustrado ni sentir mucha rabia o tristeza ante las indudables injusticias del mundo. La depresión es una enfermedad crónica y recurrente que afecta a entre el 8% y el 12 % de la población y representa una principal causa de discapacidad (La primera según las previsiones de la OMS para 2030)
En qué consiste la depresión?
Habitualmente es como si se tuviera la sensación de que la vida se apaga. La mente pierde agilidad, tiene bloqueos, despistes, incapacidad para tomar decisiones o planificar tareas. En mucho casos, se pierde el apetito, la persona se siente cansada, con poca energía y además tiene dificultades para dormir, sufre anhedonia (incapacidad para obtener placer de las cosas que nos ofrece la vida). La persona que sufre depresión rehúye de las relaciones sociales porque le resulta muy cansado y estéril. Cualquier responsabilidad y tarea se vuelve excesiva. La persona depresiva siente una inseguridad donde el mundo se vuelve amenazante, hostil y evitable a ser posible.
En la fase aguda, el paciente deprimido se siente desproporcionadamente triste, decaído, sin fuerzas ni ganas de llevar a cabo actividad alguna, inseguro e inundado de pensamientos desastrosos sobre sí mismo, el pasado y el futuro. El sujeto se siente atrapado en la desesperanza y con una pobre consideración de sí mismo, asediado por sentimientos de culpa e inutilidad. Suele considerar que es una carga para los demás, alguien sin remedio ni opciones para avanzar o mejorar.
Por tanto, la depresión no es una mera expresión intensa de emociones negativas de tristeza, miedo, rabia, congoja, desaliento…
La depresión muchas veces va unida a otro tipo de trastornos como, por ejemplo, ansiedad, incluyendo fobias, ataques de pánico, comportamiento obsesivo compulsivo y estrés post traumático. Es 1,5 veces más común entre las mujeres que en los hombres.
¿Qué se ha investigado sobre la depresión?
Las investigaciones sobre la depresión han aumentado también en todo el mundo. Cada día sabemos un poco más de este mal, sobre sus causas, manifestaciones y efectos. La ciencia ha encontrado datos sorprendentes sobre las consecuencias de este trastorno en nuestras vidas.
Algunas de ellas son:
– Las personas que sufren de depresión tienen más problemas con su memoria. Un estudio desarrollado en la Universidad Brigham Young realizó el siguiente sencillo experimento: a un grupo de personas diagnosticadas de depresión y otro que no lo estaban se les presentó una serie de objetos y que los memorizasen. Un segundo paso fue que en otro grupo de objetos identificaran cuáles ya habían visto. El resultado fue que las personas deprimidas identificaron menos objetos que las que no, y además se mostraban más inseguras a la hora de recordar. La conclusión es que quien está deprimido sufre una especie de nublamiento en la memoria y no logran percibir plenamente la realidad.
– En la Universidad de Yale se hicieron algunos estudios en los que se pudo observar que muchas de las personas deprimidas también habían sufrido una reducción en su volumen cerebral. Las neuronas se habían vuelto más pequeñas, menos volumen cerebral por lo que la conexión entre estas células era más pobre. Esto probablemente se traducía en una actividad intelectual más pobre y menos eficaz. Los científicos analizaron los tejidos cerebrales de personas deprimidas y otras que no . Concluyeron que estos cambios orgánicos incidían también en el funcionamiento de la corteza prefrontal del cerebro; por lo tanto, funciones tales como la toma de decisiones y el control de los impulsos también resultaban afectadas. Otros estudios de neuroimagen comentan puede existir una alteración en el estado de ánimo por reducción del volumen del hipocampo, hiperactivación de la amigdala ante estímulos negativos.
– Las personas deprimidas tienen una percepción del tiempo más exacta que los demás. Se comprobó en un experimento realizado en la Universidad de Hertfordshire. Se llama realismo depresivo presente en las personas tendentes a la tristeza. Un rasgo que induce a percibirlo todo sin adornos, tal cual y sin altas expectativas emocionales. Esto otorga una cierta neutralidad que les permite a las personas deprimidas ser muy precisas frente al paso del tiempo.
¿Qué opina la sociedad sobre la depresión?
Sin embargo, en la sociedad sigue existiendo una banalización general sobre la percepción de la depresión como una reacción emocional a acontecimientos adversos. Lo cual tiene efectos nefastos en el abordaje de esta enfermedad: al mismo tiempo que minimiza el sufrimiento del auténtico enfermo depresivo, que asciende a categoría de enfermedad el malestar psicológico, la frustración, la desazón y la infelicidad.
En una encuesta llevada a cabo por CIBERSAM( Dr. Lahera Forteza de la Universidad de Alcalá) e IPSOS confirma lo anterior. Más de la mitad (53%) que la depresión era por acontecimientos negativos de la vida, el 90% animaba el deprimido a hacer actividades, el 50% consideraba que se podía fingir y el 14% que no era una enfermedad. Los encuestados creen en su mayoría que el psicólogo es el profesional más indicado para tratar el trastorno, por encima del médico de familia o el psiquiatra.
El efecto más inmediato de este desconocimiento sobre la depresión es el colapso en los centros de salud mental donde se atienden a muchas demandas emocionales camufladas de “depresión” prescribiendo medicación, donde ante cualquier situación estresante o ansiosa provocada por situaciones cotidianas (problemas laborales, familiares), o bien por otras enfermedades mentales (por ejemplo la esquizofrenia, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno bipolar) mejorará con un antidepresivo. En los últimos 15 años la prescripción de antidepresivos se ha multiplicado un 200%.

La depresión es más que una semana de tristeza
O un duelo que se nos clava muy dentro, es como un túnel en el que falta el aire y no se puede respirar. Un espacio en el que la persona no puede moverse y se siente culpable por ello. Es una situación en la que reina la impotencia de querer y no poder. Por eso, la persona con depresión no siempre parece triste. De hecho, muchas veces y especialmente en los niños y adolescentes, es que esa tristeza se trasforma en enfado. En el adulto también pasa porque, a pesar de tener más herramientas de regulación emocional, en el fondo hay una lucha y una sensación de frustración porque no hay resultados.
Un enfado que suele trasladarse a las personas del entorno que intentan ayudar, anestesiando la empatía. Esta cara de la depresión, no tan reconocible, aleja a los que quieren ayudar, cansados de dar consejos, soluciones fáciles y útiles para ellos, pero que el otro no siguen.
En definitiva, la depresión es un trastorno mucho más complejo que una emoción. Se trata de un daño profundo para el que el que es necesario todo el apoyo del mundo, pero un apoyo bien dirigido, de que los familiares y amigos sean necesarios, pero no suficientes. De ahí la necesidad de la intervención psicológica y acudir a profesionales en salud mental.
¿Cuáles son los tratamientos para la depresión?
Cuando acudimos a la consulta psicológica y nos dicen que tenemos depresión, muchas personas se sienten aliviadas. Ya que a todo ese malestar, falta de energía, sentimientos de tristeza y ganas de llorar….tiene un diagnóstico. Es un punto de partida para que nos puedan ayudar, y…ahora qué?
No hay un solo modo de tratar la depresión, cada persona es un mundo y cada mundo tiene sus abismos, sus agujeros negros y sus fortalezas escondidas. Saber despertarlas, calmando primero la desesperación, las noches en vela, el miedo y la apatía, requerirá de varias estrategias particulares. Porque cada cual es prisionero de su propia cárcel y no a todos nos sirve la misma llave.
De unos años para aquí se ha pasado de “cargar con el sufrimiento” a tratar de suprimirlo con psicofármcos. El reto de nuestra sociedad es abordar la depresión de forma más humana, constructiva y transformadora, dando énfasis a los recursos y fortaleza de la propia persona con depresión, potenciar las redes de apoyo, y aceptando el valor de la emociones negativas para la adaptación al medio y supervivencia.
Entonces, ¿dónde acudir?
Una opción sería en Atención Primaria, aunque bastante limitada. Los antidepresivos pueden ser útiles en ciertos casos, pero no en todos. Sobre todo hay que considerar la parte psicológica para tratar la depresión de un forma más correcta, global e integral, buscando las estrategias más idóneas para poder reestablecer nuestro equilibrio emocional y recuperar la fortaleza.
La terapia con psicólogos nos muestra distintas estrategias para afrontar la depresión. La psicoterapia es una posibilidad de movilizar recursos que ayudarán a afrontar aquello que en estos momentos parezca difícil de solucionar.
«Sé tu mismo. Los demás puestos están ocupados» Oscar Wilde
Un ejemplo de superación: Stephen Hawking
En su conferencia (2016) se dirigió a las personas que se encuentran deprimidas, haciendo un símil con la física, dijo: “El mensaje de esta charla es que los agujeros negros no son tan negros como los pintan. No son prisiones eternas, todos podemos salir de ellas: avanzando. Un agujero negro tiene salida a ambos lados y posiblemente hacia otro universo. Entonces si te sientes en un agujero negro, no te rindas: hay una salida»
Stephen Hawking es una prueba viviente de que lo importante no es lo que sucede, sino la actitud que se elige para afrontarlo. Habló de la importancia de aceptar la realidad tal y como es, e indicó que no es inteligente dejarse llevar por las emociones negativas.
Sus palabras invitan a no rendirse, hay esperanza porque siempre hay una salida.